Los arbustos ornamentales son unas plantas de fácil mantenimiento de las que sacarás mucho provecho durante mucho tiempo. Además, éstos constituyen los elementos decorativos de base de un jardín, haciendo que otras plantas destaquen. La primavera y otoño son las temporadas por excelencia para plantar los arbustos ornamentales. Y es que es en esa época del año que las plantas sufren menos su cambio ya que están en plena actividad. Nunca hay que plantarlos en temporada de heladas, ya que cuando hiela, las plantas no pueden abastecerse de agua. Además, el aire frío puede resecar y/o dañar las raíces.
Como ya hemos dicho, los arbustos ornamentales constituyen el esqueleto del jardín, un excelente punto de partida, y éstos deben armonizar con el jardín que hayas decidido cultivar y con el paisaje cercano. La mayoría de los arbustos ornamentales requieren muy poco mantenimiento: una vez plantados, estos arbustos se desarrollarán más o menos rápidamente en función de la calidad del suelo y del agua de la que dispongan.
Plantación
Antes de proceder a su plantación, sumerge el terrón de los arbustos en un cubo de agua. Mientras que las raíces cogen agua, cava un agujero suficientemente ancho y profundo. Remueve bien la tierra para que ésta sea ligera y permita a las raíces abastecerse fácilmente de agua y de nutrientes. Coloca la planta en el agujero, de modo que el cuello de la raíz esté bien enterrado. Cuando el agujero esté rellenado por la mitad, riega generosamente. Rellena entonces el agujero, apila bien la tierra y riega nuevamente. Los primeros días, riega regularmente.
Cuidados
Una vez plantados, los arbustos reclaman poco mantenimiento. En primavera, apreciarán una ayuda orgánica en forma de abono compuesto, mezclado o no con estiércol. Bastará con difundirlo en la superficie. Cuando la florescencia del arbusto está pasada, es aconsejable quitar las flores marchitas, evitando así dañar los nuevos retoños que ya aparecen al lado. En los lugares donde se corre peligro de dañar las plantas o sus raíces, es preferible hacer la limpieza de las malas hierbas con la mano. En otra parte podemos servirnos de un escardillo para escardar.
Sobre los arbustos o los árboles trasplantados sobre tallo (como el Hibisco, por ejemplo) los crecimientos anormales deben ser eliminados. En las variedades de follaje abigarrado, es aconsejable eliminar las ramas provistas de follaje verde.