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Cuidados básicos del árbol flamboyant

El árbol Flamboyan goza de mucha aceptación por su belleza y esplendor natural.También llamado Árbol de la Llama, es una de las especies de árboles tropicales que muchos quisiéramos tener en nuestro jardín o patio.

Sin embargo, precisamente por su condición tropical, el Flamboyant es muy sensible a las bajas temperaturas, razón por la que para poder tenerlo tan bello, grande y frondoso como nos gustaría, debemos darle una serie de cuidados especiales.

A ese fin dedicamos este artículo, en el que hallarás las claves para que tu ejemplar se sienta y en consecuencia se desarrolle y reproduzca como si estuviera en un cálido país del trópico.

Cuidados básicos del árbol flamboyant

¿Dónde ubicarlo?

La ubicación que daremos a nuestro ejemplar es un aspecto relevante de su cuidado y conservación, que impactará en el hecho de que dure tanto como esperanza de vida les permite, alrededor de los 60 años.

Los lugares idóneos son aquellos que la mayor parte del día, todo si es posible, estén a pleno sol, ya que esta especie originaria de Madagascar no vive en la sombra y presenta muchos problemas en sitios de sombra parcial o semisombra.

Frecuencia del riego

El riego de un flamboyán debe ser muy frecuente en el período estival. Si la temperatura rebasase los 30 grados centígrados como promedio diario, debe hacerse cada una o dos jornadas.

Por otra parte, durante el resto de las estaciones podemos regar solamente una vez a la semana, nunca más de dos.

Sustrato ideal y abono

Como el flamboyant no es naturalmente de climas templados ni fríos –las temperaturas ideales para él oscilan entre los 10 y los 35 grados centígrados-, deberemos cuidar sobremanera la calidad del sustrato y el abono que le propiciaremos con frecuencia, sobre todo en su fase de desarrollo.

Así, es recomendable emplear como sustrato turba negra con perlita mezclada al 20 por ciento, a la que podremos añadir humus de lombriz en no más de un 10 por ciento.

En cuanto al abonado, debemos hacerlo desde la primavera y hasta que termine el verano, preferiblemente con un abono efectivo como el guano.

Períodos de trasplantes

Si quieres cuidar en más detalle tu flamboyant desde que es pequeñito, puedes optar por irlo trasplantando. La mejor forma de hacerlo es cultivarlo en maceta durante sus primeros años, la que se irá cambiando en la fase primaveral cada año hasta que su tamaño imponga llevarlo a un terreno más amplio y natural.

Por supuesto, ello a menos que lo que tengamos sea un bonsái, lo cual además de estos, lleva otros cuidados especiales.

Enfrentamiento a las enfermedades

Por suerte para nosotros, el flamboyant no es muy vulnerable a plagas y enfermedades.

No obstante, puede presentar cochinillas algodonosas y pulgones, los cuales podemos batir fácilmente con insecticidas contentivos de Abamectina o Piretrina.

Si por regar nuestro ejemplar en exceso es víctima del hongo Phytophthora, debemos aplicar fungicidas de amplio espectro, los que lo eliminan eficazmente.

Pasar el invierno

Para que el flamboyant no vea limitados su desarrollo y crecimiento en el invierno, aunque esté en exterior, debemos protegerlo con plástico y atender que el sustrato esté permanentemente húmedo, sin que tengamos que regar, lo que solo haremos los días de buen tiempo.

Disfrutar los resultados

Si dispensamos todos estos cuidados a nuestro flamboyant, veremos cómo puede crecer a su ritmo natural rápido de cerca de 50 centímetros por año y alcanzar un tamaño cercano a los 12 metros.

Esta dimensión le hará exhibir toda su majestuosidad y belleza natural, caracterizada por una copa aparasolada de más de cinco metros de diámetro y flores atractivas a partir de los cinco años.



    
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